Desafortunadamente, al parecer, la vocación se está apagando. Muchos otros intereses mueven – a una mayoría de jóvenes – a elegir una carrera. Y, para la más necesaria de todas, también escasea la vocación, en parte, señala la doctora Olga Belletich, de la Universidad Pública de Navarra, “por el desprestigio y desvaloración de la educación […]
Por Dirección de Comunicación. 14 octubre, 2014.Desafortunadamente, al parecer, la vocación se está apagando. Muchos otros intereses mueven – a una mayoría de jóvenes – a elegir una carrera. Y, para la más necesaria de todas, también escasea la vocación, en parte, señala la doctora Olga Belletich, de la Universidad Pública de Navarra, “por el desprestigio y desvaloración de la educación escolar y de la figura del educador; pero, también, por un problema vital más grave: ‘la alienación personal y social’ existente en el Perú y en Latinoamérica.
La doctora Belletich, quien impartió en la Universidad de Piura clases a profesores de Piura y Tumbes, explica que la desvaloración de la carrera de Educación “también la causan la globalización, la mercantilización de las profesiones, la rápida tendencia al consumismo y la supremacía del capital; el paso veloz de la sociedad agrícola, pesquera y de pequeño comercio que éramos, a la sociedad industrial de capitales extranjeros, del consumismo y de nuevas tecnologías que somos ahora, sin llegar a una postindustria autonómica”. Asimismo, indica, que se han establecido comparaciones y, luego, copias impertinentes de sistemas educativos extranjeros con el peruano o entre otras carreras profesionaes y la docente, aspirando a ser como tal o cual país, o como tal o cual carrera.
Educación, ¿el Patito feo?
La experta lamenta que la visión actual de la educación escolar como una carrera ‘pobre y de los pobres’ haya contribuido a su desprestigio y minusvaloración, convirtiéndola en la gran “incomprendida del mundo profesional”. Además, “el que esta carrera no proporcione ni productos ni industrialización ni nuevas tecnología ni las garantías de consumo ni aumenta los niveles de capital, hace que por incomprensión y por descontextualización – aunque todos la vean necesaria (necesitamos profesores) – tenga muchos detractores”.
En cuanto al estatus del educador en Perú y en varios países de Latinoamérica, la especialista señala que se le ve como a “un servidor empobrecido, demasiado humilde (muchas veces, con apariencia de “perdedor”); poco formado, luchador sacrificado y esforzado, pero escasamente desarrollado, que gana poco y obtiene nimias rentas por su trabajo. Cada vez es menos valorado socialmente, no tiene mucha movilidad social y tiene dificultades para ascender…y eso no gusta nada hoy en día. De hecho, la imagen actual de un profesional de éxito no es la de un educador, sino la de alguien que gana mucho dinero, que es bien visto socialmente, que puede ascender rápidamente y que obtiene, como resultado de su trabajo, productos “externamente verificables”; esto es un perfil contrario al del educador. Por ello, cada vez menos eligen seguir esta carrera o no la eligen como primera opción profesional”.
Alienación personal y social
La doctora Belletich explicó que en general hay una desmotivación por la escuela y por la educación debido también a la “la alienación personal y social” que existe en Latinoamérica. “Esa especie de enajenación ha hecho que los peruanos incorporemos formas de pensar, juzgar y actuar ajenos a nuestro contexto (geográfico, económico, de identidad, realidad, necesidades y cultura) y a las necesarias fases de desarrollo humano y social que deben darse para que éste sea integral, pertinente y sostenible. Por ejemplo, en muchos hogares se prioriza el tener una casa “moderna” antes que a la educación de los hijos. Esto solo lo explica la alienación que conduce a un desajuste en la escala de valores. Mi teoría es que, con la globalización, se han incorporado – rápida y silenciosamente – falsas ideas y valores acerca del bienestar y de la felicidad”.
Agrega que esos falsos conceptos como: creer que la felicidad consiste en ‘tener’ lo que se quiere, aunque sea efímero; que ser feliz es no tener compromisos ni responsabilidades; exento de esfuerzo, renuncias, lucha y sacrificio. “Se concibe al bienestar como un ‘progreso’ fundamentado en “tener las cosas” a costa de lo que sea; trabajar largas jornadas, competir pasando por encima de los demás, quitar espacio para el recogimiento interior, no tener tiempo para los seres que amamos o encontrarnos con la tierra, con la vida, con la naturaleza, con el amor…•
Belletich indica que estas concepciones afectan a la educación. “Los estudiantes ya no aspiran a ser “sujetos educados”, ya no aman ni disfrutan con la posibilidad de saber, de conocer. Ya no buscan “llegar a ser” (personas educadas, con valores, que optan por el servicio, que aspiran a ser felices con los otros y con la naturaleza…). Con esta savia corriendo por sus venas, llegan a nuestras aulas con expectativas que difieren sustancialmente de lo que la educación pretende darles. Se le exige a la escuela que prepare estudiantes para ser ciudadanos exitosos en el trabajo, que ocupen puestos importantes y que ganen mucho dinero. Que puedan satisfacer sus aspiraciones basadas en el tener (consumismo puro). Con unas falsas ideas de bienestar y de felicidad, y percibiendo que la educación en la escuela no les va a garantizar esto, los estudiantes, sus familias y el sistema se frustran, se desmotivan, se desesperan…”.
“He aquí un gran reto para los educadores y las escuelas: ayudar a los estudiantes y a sus familias a vencer estos falsos paradigmas, a hacerlos visibles, a ponerles nombres, a quitarles las máscaras, porque hacen infelices, desgraciados y frustrados al hombre y a la mujer de estos tiempos. Este es el camino para recuperar el valor del ser y de la buena educación; los valores del buen vivir, la austeridad, la dignidad, la humildad, la sencillez, el compartir, el vivir con lo justamente necesario…”.
Una apuesta por la buena Educación
La Dra. Belletich saludó el trabajo que realiza la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Piura, desde hace 28 años. “Desarrolla su oferta académica de pregrado y posgrado sobre las bases de la formación profesional requerida por el sistema educativo peruano; pero, le da gran plus de la formación humanística de sus profesionales, donde la ética, la vocación de servicio, la responsabilidad; y, el compromiso social no están en demodé. Su propuesta coloca la carrera profesional docente en su verdadera dimensión, en su profunda identidad, y capacita a sus participantes para afrontar los retos personales y sociales que les vienen de la profesión”.
La pedagoga destacó tres ventajas de esta Facultad de la UDEP: “En primer lugar, los cursos de grado y posgrado contribuyen a una mejor comprensión de esta carrera. Desde una visión humanista, la profesión docente es servir a la formación integral de las personas (no cosas, no objetos, no productos, no servicios). En segundo lugar, coloca a la carrera en el plano de las altas e importantes decisiones. Esta no necesita personas que la elijan como última opción o que vengan desencantados de la vida o de sus opciones educativas, sino personas entusiastas; inteligentes; que se formen y capaciten muy bien; que sean guerreras, innovadoras y de espíritu libre como los tallanes o las capullanas. Personas dispuestas a la formación continua, y abiertas a los cambios. En tercer lugar le concede a la carrera el estatus de una simbiosis entre la utopía, los ideales y la realidad. Se forma docentes expertos en su campo de acción, en la técnica y el modelo, pero también para ser personas responsables, valientes, entregadas, veraces, comprometidas, que testimonien los valores, el amor, la libertar; que antepongan el ser al tener y que se sientan llamados por la vida a dar lo mejor de sí mismos en cada práctica y en cada día de su actividad docente….
En fin, la Universidad de Piura ha asumido el gran reto de difundir una formación profesional que haga que el cuerpo docente piurano y peruano llegue a estar conformado, y en gran parte así lo está, por los mejores profesionales de la sociedad”.
RECUADRO
Su paso por Piura
Olga Belletich es doctora en Pedagogía, profesora del área de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad Pública de Navarra (España). Es investigadora del proyecto europeo de innovación educativa del programa Comenius: “PositivitiES”; y profesora visitante de la UDEP.
Durante su última visita impartió clases de Innovación educativa en el Seminario de fortalecimiento en estrategias pedagógicas para el logro de aprendizajes en matemáticas y comprensión lectora dirigido a docentes de Piura y Tumbes en el marco del Pronabec; y en los cursos: Evaluación de aprendizajes e indicadores de calidad educativa; Aprendizaje por proyectos y herramientas de sistematización de experiencias pedagógicas (EP), dirigidos a docentes del distrito de Vice, en el marco del programa de “Mejora del sistema educativo y promoción de una cultura emprendedora para el impulso del tejido microeconómico del Distrito de Vice, Provincia de Sechura, Piura, Perú”, desarrollado por la UDEP.